Según este anuncio, "La Olivetti Mercator 5000 es un "centro" contable a programa, con memoria y elaboración lógica electrónica. Resuelve los más complejos servicios contables: facturación, contabilidad general, contabilidad almacén por cantidad y valor, nóminas, cuadros de amortización, operaciones bancarias.
Puede estar provista de un dispositivo perforador que conserva, en una cinta de seis canales, los conceptos, términos y resultados de las operaciones. La memoria almacena todos los datos que interesan, mediante codificación automática, programada y simultánea a las operaciones; y los reenvía en el mismo ciclo operativo".
Se puede ver el documento completo en la edición del viernes, 19 abril de 1963 de la hemeroteca de La Vanguardia
La máquina fue evolucionando, y en el año 1967 aparecieron dos nuevos modelos más aventajados, la Mercator 5100 y la Mercator 5120, con perforador de cinta.También salió al mercado una variante para realizar los registros de producción.
Y finalmente llegamos al modelo que yo conocí, cuando estaba ya a punto de su desaparición, fue barrido del mercado por otros ordenadores dirigidos a la pequeña y mediana empresa más modernos y con muchas más prestaciones. Es la ley del mercado, y de la técnica.
En el anuncio ya no se destacan tanto las especificaciones técnicas como las ventajas económicas. A los empresarios de la época les interesa más saber que una factura les va a costar 25 céntimos, así de forma clara, y no que les hablen de tecnicismos muy espectaculares, pero que no entienden. Sólo al final de la página, y con letra más pequeña, se especifican las características de la máquina. "Mercator: Facturadora contable programabíe con calculador electrónico. Control operativo del teclado por bloqueo, y control de servicio. Impresión numérica en bloque".
El último anuncio que he encontrado, en el ABC de Madrid en Febrero de 1979, en la sección de compra-venta de artículos de segunda mano.
La máquina que yo utilicé tuvo un indigno retiro en un rincón olvidado del almacén. No sé si también se llegó a poner un anuncio para su venta. Si fue así, nadie la quiso comprar. Años más tarde, la vendieron como chatarra junto a otros artilugios de épocas pasadas.