Tengo una amiga que se llama Bixo, Bixomalo.
Su nombre real es muy tradicional, no se siente muy orgullosa de llevarlo, y por eso pide a sus amigos y amigas que la llamen por el diminutivo, que queda la mar de fashion. Pero aunque está cómoda con ese diminutivo, le gusta mucho más su nombre cibernético, el que utiliza como nick en todos los foros en que está registrada, que son muchos y variados: Bixomalo.
No hay nadie que sepa de foros más que Bixo. Conoce montones de historias, algunas enloquecidas, y sabe muy bien lo que se cuece en la trastienda de los foros. Sus favoritos son los de temática lésbica, ella es lesbiana, sobre todo los que tratan de series de TV, los de Maca y Esther y los de The L word.
Le pedí a Bixo que escribiera ella misma sus historias, pero nos encontramos con un inconveniente, su prosa es inentendible, tiene un estilo muy especial que no estaba dispuesta a cambiar ni siquiera para escribir en este blog. Y yo no quería que este blog se llenara de posts ilegibles porque quiero seguir mi estilo propio, así que llegamos a un acuerdo: yo escribiré sus historias, con su permiso previo.
Bixo tiene 28 años, sí, es mucho más joven que yo, casi podría ser mi hija. Nos conocimos en un foro, no podía ser de otra manera, así que nuestra amistad es sobre todo virtual, aunque como vivimos en pueblos cercanos, de vez en cuando quedamos para tomar un café. Adora a Ellen Degeneres, dice que es la personalidad que más ha hecho por la visibilización de las lesbianas en el mundo y además es inteligente y ocurrente. Acto seguido pide una Ellen para España, que dice que necesitamos una lesbiana inteligente famosa, aunque lo que más le preocupa es su propia vida y las dificultades que se encuentra cada día.
Me contaba Bixo el otro día que el primer foro en el que se registró fue el de Maca y Esther, y que fue llegar allí y abrírsele todo un mundo de posibilidades. Conoció a mucha gente como ella, hizo muy buenas amigas, y también se enamoró locamente. Pero esto forma parte de otra historia que os contaré más tranquilamente otro día.
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