3 de febrero de 2010

Campaña para negar los malos tratos

Me molesta mucho, y también me inquieta, que cada vez que leo una noticia o artículo sobre violencia machista, tener que soportar montones de comentarios negativos subidos de tono, por no llamarlos insultantes, relacionados con el tema en general, con la mujer, y con la ley integral de violencia de género en particular. Ya sea en un periódico, en un blog o en un foro, allá haya donde haya una referencia al maltrato a las mujeres y esté abierta la sección de comentarios, aparecen en tromba ese tipo de críticas.

Parece una campaña muy bien organizada para crear opinión. Según dicen, orquestada por las clases más conservadoras y las asociaciones de hombres que rechazan las medidas protectoras a favor de las víctimas de violencia machista. No sé si será cierto, pero está claro que no son voces sueltas, que están bien dirigidas a un objetivo común, y lo peor de todo es que estas falsedades van calando poco a poco y la gente se las está creyendo.

Por otra parte, de vez en cuando surge alguna voz ultraconservadora que consigue acaparar la atención de los medios de comunicación con mensajes claramente misóginos. Muchos de ellos vienen de la carrera judicial y llevan una clara crítica a las políticas de igualdad del gobierno Zapatero. El último de ellos, el juez sevillano Francisco Serrano quien tacha la ley contra la violencia de género de “discriminatoria” y fruto de la "dictadura" del "feminismo radical", calificándola como "perversa" y atacando el "mito de las denuncias falsas”.

Curiosamente, son los mismos argumentos, aunque con palabras menos agresivas, que se exponen en los comentarios que he mencionado al principio. La ley lo que trata es de defender a un colectivo en riesgo, el de las mujeres maltratadas, y lo puede hacer con más o menos acierto, porque no es perfecta y tiene muchas lagunas, pero al menos lo intenta. Y no deja indefenso al hombre, porque mantiene las mismas garantías judiciales para el denunciado que en cualquier otro caso, y le exige a la denunciante las pruebas del maltrato. Es por eso que el 55% de las denuncias se archivan.

Es entonces cuando los críticos dicen que también hay mujeres maltratadoras, y que las cifras de muertos hombres se esconden mientras que las de mujeres se difunden. Para ello usan unas estadísticas totalmente falsas de hombres asesinados a manos de sus mujeres, que no está comprobada y que nadie sabe de donde ha salido. No se saben sus nombres, los de las mujeres sí.

Hay mujeres asesinas, por supuesto, y probablemente algunas sean maltratadoras, pero no estamos hablando de casos aislados, sino del crimen encubierto más grande del mundo, de todo un problema social de derechos humanos. Antes, estaba silenciado detrás de las puertas del hogar, ahora se intenta que salga a la luz. No me refiero sólo a casos tan graves y reconocidos como los exterminios masivos de mujeres, las violaciones y abusos en épocas de guerra de los que todos hemos oído hablar, o los feminicidios de Ciudad Juárez, la trata de mujeres, la ablación que parecen estar muy lejos. No es así, ¿quién no tiene un familiar, una amiga, una vecina o una conocida que sufra maltrato, ya sea físico o psicológico?, ¿quién no ha oído las voces de una pelea entre una pareja? ¿Quién no ha soportado o visto en personas cercanas, los celos obsesivos de un hombre?. Todo eso es maltrato, y puede llegar con el tiempo, o en situaciones límites, al asesinato.

Un estudio reciente del Observatorio del Poder Judicial contra la Violencia Doméstica y de Género ha echado por tierra la "leyenda" de que la mayoría de las denuncias puestas por mujeres son falsas, y que sólo pretenden un divorcio favorable. Lo argumentan en la cantidad de denuncias que son sobreseidas. En este informe se revela que de 530 casos analizados en toda España sólo en uno había indicios de que la supuesta víctima había mentido. En muchos casos, las mujeres retiran las denuncias por miedo al maltratador, o los magistrados la archivan porque no ven suficientes pruebas de cargo contra el agresor, pero eso no significa que la víctima se haya inventado la denuncia.

Yo estoy en una asociación que trabaja por la erradicación de la violencia de género, y me indignan todas estas mentiras que se dicen. No cobro dinero, lo hago como voluntariado, lo remarco para desdecir otro de los argumentos de esos críticos sospechosos, que según ellos este problema nos lo hemos inventado gente que vivimos de subvenciones. Y como yo, hay mucha gente. Me indigna porque conozco a muchas de esas mujeres, y tienen miedo, y sufren trastornos de todo tipo, y lo pasan mal. Y no hay derecho.

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