Hoy he ido a una calçotada. Aquí en Catalunya, son muy típicas las calçotadas. ¿En qué consisten?. Pues hay de muchos tipos, pero lo básico es que es una reunión de amigos o familiares donde se comen calçots.
Los calçots son una especie de cebolla tierna que se cultiva especialmente para este propósito. Las mejores son las cultivadas en las comarcas de Tarragona, en zonas cercanas al mar, pero hoy en día ya se cultivan en todas partes. Se preparan quitándoles las raices y las puntas y después se colocan sobre el fuego. Es importante seguir todo el ritual.
De toda la vida, los mejores calçots se han producido en los meses de Enero y Febrero, pero ahora, con los invernaderos y los adelantos en agricultura, la temporada de calçots comienza en Octubre y acaba a finales de Abril.
Después de este apunte cultural, sigamos cocinando los calçots. El fuego debe estar vivo, con mucha llama, de forma que se quemen por fuera y el interior se haga poco. Cuando se sacan del fuego, se envuelven en papel de periódico para que se ablanden un poco y se conserven calientes.
Comer los calçots es todo un rito. En los restaurantes se sirven sobre una teja, y te proporcionan un babero y guantes para no mancharse los dedos. Pero lo suyo es tiznarse las manos, y quemarse un poquito, y ponerse hechos unos guarros. Es como mejor saben los calçots.
Se comen de la siguiente manera: se coge el calçot por el tallo verde con una mano, y con la otra se retiran las capas externas, las que están ennegrecidas por el fuego. Cuando queda todo blanco, se moja en una salsa hecha con tomates, almendras, ajo, aceite, y no sé que más, soy una cocinera nefasta.
Te pones hecha un asco comiendo calçots, pero ahí está la gracia. Bueno, y en el sabor dulce, que a los que nos gusta, nos encanta, y a los detractores les produce repulsión.
Esta calçotada en concreto la hacemos una vez al año. Nos reunimos toda la familia, como en Navidad. Es decir, mejor que en Navidad, puesto que es al aire libre y también tienen cabida los amigos. Nadie siente compromiso por asistir a esta comilona, si no vas, no pasa nada, nadie se ofende, más bien todo el mundo se siente libre para disfrutar de un día en el campo, sobre todo si el tiempo acompaña, como hoy.
De segundo plato, cordero, butifarra blanca y negra, chistorras, todo ello acompañado con pan tostado con tomate, y vino tinto. El postre, el café, los pasteles y tartas que los buenos cocineros aportan libremente... en fin, un día agradable, ¡Y que gran comilona!
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