24 de marzo de 2010

La educación de la mujer en la última época franquista


A través de toda la vida, la misión de la mujer es servir. Cuando Dios hizo el primer hombre, pensó: "No es bueno que el hombre esté solo". Y formó a la mujer, para su ayuda y compañía, y para que sirviera de madre. La primera idea de Dios fue "el hombre". Pensó en la mujer después, como un complemento necesario, esto es, como algo útil".

Esta aberración y otras aún peores nos enseñaban en el colegio en mis tiempos escolares. La he leído en el libro de FEN (Formación del espíritu nacional) de 1º de Bachillerato. La FEN, también llamada Formación Político Social, era una asignatura creada específicamente para lavarnos el cerebro y educarnos a las niñas en los valores femeninos según el criterio franquista. El ideario franquista que se nos inculcaba trataba sobre una mujer religiosa, ama de casa, madre y esposa. Mujeres sacrificadas relegadas al espacio del hogar y al servicio de la familia.

A los niños también se les impartía esta asignatura, pero los libros y el temario eran diferentes. A ellos se les hablaba de la formación del estado, de la composición de los ministerios, del sindicato... resumiendo, de la organización del estado, sus instituciones y sus elementos fundamentales. A nosotras, de la familia, de como comportarse en los diferentes lugares, de como vestir o como poner una mesa... Si, aunque parezca increíble es cierto, tengo la prueba. Y esto existió hasta mediados de los 70.


Dentro de la familia la mujer merece todos los honores, empezando por el amor del hombre. Pero, ¿por qué merece este amor?. ¿Sólo por su belleza? ¿Sólo por su delicadeza? Mucho más que todo eso merece el amor por su "abnegada misión maternal", por el servicio enorme que viene realizando educando y gobernando la casa, el hogar donde la familia convive.

Los profesores de esta "interesante" materia (y luego se quejan de educación para la ciudadanía) solían ser integrantes de la sección femenina (ellas) y falangistas (ellos), con lo cual todo quedaba en casa.



Recojo algunos consejos que seguramente interesarán a las personas que me leen:

- Aprovecharé los ratos libres que me quedan del día para arreglar mi biblioteca y mis cajones, para zurcir unos calcetines, para planchar unos pañuelos.(Entiéndase, por entonces no existía internet y había pocas teles, en algo había que ocupar el tiempo)

- Aseo personal: Debemos lavar la cabeza a lo menos una vez cada 8 días, evitando mojar el pelo al peinarse, pues esto lo pudre y, a la larga, da mal olor. Si no tenemos bastantes calcetines para cambiarnos todos los días, procuraremos lavarlos nosotras mismas cada noche. 

 - En la comida: Si vemos una mosca, tendremos la bondad de disimularlo al vecino y devolveremos el plato con un pretexto para que no lo noten (ya sabéis, nada de gritar que asco de bicho.

- En la clase: No toquemos los libros con los dedos sucios, no pintemos en sus márgenes, y tengámolos forrados.




En fin, supongo que ahora entenderéis por qué soy un bicho raro. No hay quien sobreviva a una experiencia semejante sin que le quede huella.


Las ilustraciones están extraídas del libro de 1º de Bachillerato de Formación Político Social, editado en el año 1966. Me ha costado elegir, porque hay montones y son todas del mismo estilo.

2 comentarios:

  1. genial!! jajaja la de la aspiradora eres tu? estas muy favorecida solo te faltan los rulos

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  2. Esta educación marcó a muchas mujeres, es una forma de controlar de malas maneras el comportamiento y creo que hoy sigue habiendo muchas mujeres con secuelas.

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