27 de abril de 2010

Día de rosas y libros

¿Rosas y libros?... Sí, con sólo estas palabras todo el mundo habrá adivinado que estamos hablando del día de Sant Jordi. Y para mi el 23 de Abril de este año ha sido muy interesante, hacía mucho tiempo que no participaba activamente en este día tan especial.

La Asociación Violeta, de la que soy socia, puso parada de venta de rosas y libros. Como era el primer año que hacíamos algo así, decidimos que pocas rosas y pocos libros, porque aunque nuestro objetivo no era recaudar dinero sino hacernos visibles, no está la economía como para hacer grandes dispendios.

Las semanas anteriores habíamos estado negociando con librerías y distribuidoras, por una parte queríamos ofrecer libros que trataran el tema de violencia machista, sobre feminismo o simplemente escritos por mujeres o hablaran sobre la mujer. Por otra parte, no podían faltar los best-sellers, libros más comerciales que fueran vendibles y que una mujer pudiera regalar a su marido, o una chica a su pareja, porque también había que hacer un poco de caja y cubrir los gastos que habíamos tenido y de paso contribuir a aumentar la escasa comunidad de lectores.

Nos presentamos temprano en la plaza que el Ayuntamiento había puesto a disposición de las asociaciones y partidos políticos para que montasen sus paradas. En el centro de la plaza estaba el material que habíamos reservado: una carpa, dos mesas y tres sillas. Comenzamos a montarlo todo, y ya incluso antes de que el montaje estuviera acabado, empezó a llegar gente dispuesta a comprar rosas. Eran sobre todo chicos jóvenes que querían entregar su regalo antes de irse a trabajar.

Durante el día fueron pasando`personas de todo tipo. Algunas buscaban un libro determinado, otras no tenían ni idea de lo que buscaban. Hubo un señor que llegó casi a la hora de cerrar y, cogiendo un libro con ansiedad, se puso a saltar de alegría, dijo que lo había estado buscando todo el día para regalárselo a su hijo y hasta entonces no lo había encontrado. Llegó una maestra jubilada, muy mayor, que sólo quería hablar de libros, que no pensaba comprar nada porque aunque había sido una ávida lectora, ya casi no veía y no distinguía las letras. La buena mujer dijo que sólo quería hablar de literatura y se emocionaba cuando nombraba a algunos de sus escritores favoritos.



Anécdotas hubo muchas, si. Historias para recordar. Como aquellos 3 chicos de unos 14 años que se acercaron y uno de ellos preguntó por el precio de las rosas. "3 euros", le contesté. Y se registró los bolsillos y desparramó encima de la mesa un puñado de monedas. Después de contar y recontar vi que no llegaba a los 3 euros. Estaba a punto de darle igualmente el ansiado tesoro cuando uno de sus amigos sacó un billete de 5 euros y la pagó. Fue un gesto de amistad muy bonito.

Una chica con un carrito en el que dormitaba un bebé pidió el libro "Madres imperfectas". "No, no lo tenemos, no lo conozco", le contesté. Y lo preguntaba como avergonzada. Yo especulaba con que aquello fuera un proyecto de regalo a su madre, una especie de mensaje subliminal de esos que se explican por sí solos regalando un libro. Se me ocurrió que también podía ser para ella, y entonces le sonreí abiertamente y le dije, "pero sí tenemos el de Lucía Etxebarria, el club de las malas madres, quizás te interese". Se rió con ganas. Supongo que metí la pata, aunque quizás ella no sabe que nadie ha escrito sobre las madres imperfectas tan extensa y claramente como Lucía Etxebarria. Y además, Lucía es una de mis debilidades, puede ser imperfecta en todo, pero a mi me gustan sus libros.

Por allá pasaron amigos y amigas, conocidos y conocidas, clases enteras de los colegios cercanos, y por supuesto el alcalde, que las elecciones están cerca y hay que hacer campaña. Es la magia de un día especial en el que todo el mundo se echa a la calle y los protagonistas son las rosas y los libros, tan olvidados el resto del año.

24 de abril de 2010

La casa que tenía empedrado el suelo

Tenía empedrado el suelo. Los guijarros
eran chicos y fuertes. Presumían
de aquella nueva y clara limpieza mañanera
y el riego cada día en horas de la siesta.
Eran los muros anchos, sosteniendo
todo mi corazón en desbandada.
Las vigas, de madera. Los ladrillos
siempre en el beso de la tierra blanca.
Aún estaba abierta
aquella gran campana en la cocina
y la chapa negruzca recordaba
al abuelo sentado en el invierno
Habia unas camas altas con barandal de hierro
donde yo me asomaba, ingenuo, a la retórica
y lanzaba discursos a los mudos percheros


La salita de arriba con su cómoda alta
y aquellas figuritas de china sobre el mármol,
la salita bordada de retratos
hechos de historias viejas, amarillas.
Los bisabuelos quietos, los padrinos,
una olvidada prima que cantaba zarzuelas,
el abuelo ya viejo y la abuela muy joven
soñando sus lejanas primaveras...
Retratos detenidos que explicaban
una lección de sangre siempre alerta.
Y los sillones grandes y el velador tan débil
y aquellas dos hamacas con sus pañitos leves
para sentarse al aire de la noche en verano.

Aquella casa grande con cortinas de blonda,
sus estores morunos, sus vasares, sus orzas
y un manantial de curvas llamado cantareras,
y aquella alacenilla y el mágico doblado
con cuatro baúles mundos que imaginaba América
y que cada domingo amaba descubrirlos.
Aquellos ojos míos tan abiertos.
Los ojos de mi hermana.
Libros de religión
de un tío seminarista. Unas gafas de orillo.
Y aquél otro baúl con la muñeca
-tan grande- de mamá.
Y enormes tiras
de terciopelo y seda de vestidos antiguos.
Olor a naftalina y en el mismo
rincón,
siempre en el mismo,
un abanico blanco abandonado...

La vieja casa aquélla. Mi pecho amigo al aire,
de tanto juego al viento,
junto al olivo tierno,
el que plantó mi padre, lo mismo que la parra,
el año que nací, allá en los corralones.
Las malvas, los geranios, las piteras
y las amplias tinajas de agua clara
que llenaba la tita al sol de julio
apartando los cónclaves de avispas.
El agua soleada en las paneras,
el baño de los niños tan desnudos...
Y aquel gallo valiente que miraba
mientras yo le envidiaba el no ser gallo.

Las largas tardes con cestos de costura
y el parte por la radio y el gazpacho en la cena
y el alma entera a trozos viviendo intensamente.
Los ojos infantiles aprendiéndolo todo,
sabiendo de escaseces y de antiguas historias.
La casa aquélla nuestra partida por la guerra
brotaba en ilusiones recordando otros años
cuando el abuelo era...
Y aquel niño escuchaba
leyendas amorosas sobre personas muertas muertas
y escenas de la guerra que le asustaban siempre.
Y fue creciendo a ratos palpando las paredes
como si ya supiera la razón de esos muros.
Sus muros encantados que perdería más tarde.

Y hoy tiene entre los dedos sabor a tierra blanca
y el corazón le llora muy suave, muy quedo
porque se está quedando a solas con su vida
y la casa ha perdido el aroma de infancia.

La casa que tenía empedrado el suelo
de tantos años como fue hilvanando.

Santiago Castelo
Tierra en la carne

16 de abril de 2010

Madrid


Hace una semana, a esta misma hora, estaba en Madrid. ¿Y qué hacía en Madrid la semana pasada?, se preguntarán mis lectores y lectoras más cotillas. Pues compartir buenos ratos con algunas amistades. Callejear por la ciudad palpando su ambiente. Disfrutar de un sol primaveral y unas noches cálidas. Y ver El Partido del Siglo. No lo hice a propósito, cuando planifiqué mi viaje no sabía que iba a coincidir con un Madrid-Barça, y hasta habría preferido que el dichoso partido se hubiera celebrado en otras fechas, pero las cosas se presentaron así y me preparé para vivirlo a tope. Encontré Madrid como siempre, quizás más gente que nunca por las calles, tanta, que me sentía aturdida. No sé si es porque soy de pueblo y estoy acostumbrada a la vida tranquila, o que la edad no perdona y la tensión la tengo por las nubes, caminar entre multitudes no me sienta bien. La zona de Chueca me pareció más degradada que en mi visita anterior. Mucho botellón y mucha gente en la calle molestando a los viandantes. Se nota la crisis. Lo peor del botellón son sus efectos, como hacer las necesidades fisiológicas en la calle, el mal olor, mucho borracho acosando a los que pasaban por allí... paramos poco tiempo en el barrio, no nos resultó tan acogedor como en otras ocasiones. Mis amigas de Madrid dicen que fue casual, que normalmente no es así. Que seguramente el buen tiempo echó a la calle más gente de lo habitual, pero que esas cosas no suelen pasar. No lo sé. Sólo cuento lo que vi. Viajar a Madrid es una experiencia agradable. Me gusta. Siempre lo paso bien por allí. Aunque el final sea triste y me venga de regreso con el corazón en carne viva.

14 de abril de 2010

Descargar videos de televisión a la carta: TV3 (2)


Como ya expliqué en otra entrada, el formato de los videos actuales de la web tv3alacarta ha cambiado. El punto positivo es que la calidad de la imagen es mayor, el negativo, que ya no nos sirve la técnica que utilizábamos para descargarnos los videos.

El formato utilizado es el RTMP. Real Time Messaging Protocol (RTMP) es un protocolo desarrollado por Adobe que proporciona streaming de video, audio y datos y es utilizado en muchos sitios webs que ofrecen videos en formato FLV.

Para la descarga vamos a utilizar el rmtpdump, que nos podemos descargar de la siguiente dirección:

http://rtmpdump.mplayerhq.hu/download/rtmpdump-2.1d-windows.zip

Una vez descargado, seguiremos los siguientes pasos:

1) Descomprimimos el ZIP que nos hemos descargado en una carpeta, por ejemplo c:/programas/rmtpdump

2) Vamos a Inicio / ejecutar y tecleamos cmd

3) Se nos abre la pantalla negra de comandos. Tecleamos cd programas/rtmpdump (o el nombre de la carpeta en la que hayamos descomprimido el programa y vamos al directorio en el que está almacenado el programa.

4) Localizamos la dirección del video que queremos descargar. En este caso, un video de Cracovia cuya url es: http://www.tv3.cat/videos/2833450

5) Copiamos en el navegador la siguiente dirección:

http://www.tv3.cat/su/tvc/tvcConditionalAccess.jsp?ID=2833450&QUALITY=H&FORMAT=MP4

El número marcado en azul es el mismo del video que hemos identificado antes.

6) El texto que nos saldrá será parecido al de la imagen:



Es decir, algo así:

http://adserver.adtech.de/?adrawdata/3.0/39.0/2453411/0/1725/header=yes;cookie=yes;adct=204;key=key1+key2;grp=[group];misc=&auth=db8afcQblbvdzd5bsbmbXblaZaPbAdVdpbi-blXoij-8-vga-HGnkD-k9oeq8rbl7s6kek6kfqmrkpkr7ofl9k9kcodq6skmitkk7ljliqmrmpisjptmklilmpzrAramktiljlGlpqo&aifp=fhgt
rtmp://mp4-500-str.tv3.cat/ondemand/mp4:g/tvcatalunya/5/0/1271107490005.mp4?auth=db8afcQblbvdzd5bsbmbXblaZaPbAdVdpbi-blXoij-8-vga-HGnkD-k9oeq8rbl7s6kek6kfqmrkpkr7ofl9k9kcodq6skmitkk7ljliqmrmpisjptmklilmpzrAramktiljlGlpqo&aifp=fhgt
CBEB9C13F55012C9D2B6A58C28D029F6.app1serv


He marcado en rojo la parte que nos interesa, que es la URL del objetivo a descargar:

rtmp://mp4-500-str.tv3.cat/ondemand/mp4:g/tvcatalunya/5/0/1271107490005.mp4

7) Ahora volvemos a la ventana negra de comandos y tecleamos lo siguiente:

rtmpdump -r "rtmp://mp4-500-str.tv3.cat/ondemand/mp4:g/tvcatalunya/5/0/1271107490005.mp4" -o nombrevideo.mp4

8) Si la descarga se interrumpe, poner el mismo código de nuevo y añadir "-resume" al final

Información obtenida de blog.tvalacarta.info

11 de abril de 2010

Nunca sé despedirme de ti


Nunca sé despedirme de tí, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación.

Nunca se despedirme de tí, porque no soy
el viajero que cruza por la gente,
el que va de aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los coches, en dirección contraria,
corriendo a la ciudad
en la que acabas de quedarte.

Nunca sé despedirme, porque soy
un ciego que tantea por el túnel
de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,
un ciego que tropieza con los malentendidos
y con esas palabras
que no saben pronunciar.

Extrañado de amor,
nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.

Autor: Luis García Montero, Granada, 1958
Poema: "Problemas de Geografía Personal", de Poesía Urbana, 2002

Luis García Montero nació en Granada en 1958. Su familia era muy influyente en la vida local de aquella época. Cursó estudios en el colegio de los Escolapios. En su adolescencia se aficionó a la hípica y conoció a Blas de Otero.

Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada y realizó su tesis doctoral sobre Rafael Alberti, por el que sentía una gran admiración y al que le unía una entrañable amistad, es por ello que fue él mismo el que preparó la edición de su Poesía Completa.

Comenzó a trabajar en la Universidad de Granada como profesor asociado en 1981.

La característica más resaltada de Luis García Montero es el narrativismo histórico-biográfico de sus poemas, de una estructura casi teatral o novelística con un personaje o protagonista que cuenta o vive su historia a través de la memoria, del recuerdo o del deseo. En su poesía abunda el lenguaje coloquial y la reflexión a partir de situaciones cotidianas.

Su obra poética incluye títulos como El jardín extranjero, Poemas de Tristia, Diario cómplice, Además, Y ahora ya eres dueño del puente de Brooklyn, En pie de Paz y Rimado de ciudad. En cuanto a la obra en prosa, destacan los ensayos: El teatro medieval, Polémica de una inexistencia, Poesía, cuartel de invierno, ¿Por qué es útil la literatura?, ésta publicada junto al académico y escritor Antonio Muñoz Molina, Confesiones poéticas y numeroso artículos recogidos en Luna en el Sur.

Desde 1994 comparte su vida con la escritora Almudena Grandes.

Desde sus comienzos militó en el PCE y desde su fundación en Izquierda Unida. En las Elecciones europeas de 2004 se presentó en la lista de la mencionada coalición.

Ha sido catedrático de Literatura Española de la Universidad de Granada, en que abandonó el puesto por divergencias con otro profesor.

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10 de abril de 2010

Canciones para el recuerdo

Las canciones de mis hermanas, las que bailaban en los guateques, también forman parte de mi infancia. A mi me gustaban particularmente las moviditas, pero a ellas les gustaban más las lentas. Su ídolo más adorado era, por supuesto, Elvis Presley, el Rey. Y esta canción "Are You Lonesome Tonight?" sonaba cuando llegaba la hora de hacer parejas.



Otro de los favoritos de mis hermanas, y por supuesto también mío, en caso contrario no lo recordaría, era el cantante argentino Leo Dan. No había hecho tantas películas como Elvis, pero las pocas que tenían arrasaban cuando llegaban al cine del pueblo, 4 ó 5 años después del estreno.




7 de abril de 2010

Excursiones y reuniones clandestinas


Hacia mediados de la década de los setenta, la vida social española era un hervidero. La dictadura daba sus últimos pasos, pero aún estaban vigentes sus leyes restrictivas. La sociedad española, con una mentalidad mucho más adelantada que esas leyes, pedía a gritos el cambio democrático, y la juventud estaba a la cabeza de esa lucha.


Cualquier actividad que lleváramos a cabo, incluso las aparentemente más inocentes, tenían un toque político, estábamos convencidos de que íbamos a forzar el cambio de una vez por todas, y no queríamos perder la ocasión.

Una de las cosas que recuerdo con más cariño de aquella época eran las excursiones. Me ha venido a la memoria ahora que recién ha acabado la Semana Santa, fecha ideal para estas salidas. Cogíamos la mochila, las botas y la tienda de campaña, y ¡ala!, camino a la montaña.

Las primeras excursiones que hice no fueron totalmente lúdicas. La ley prohibía las concentraciones públicas de grupos compuestos por más de dos personas, y aunque se la desafiaba celebrando al descubierto multitud de asambleas en las fábricas, en los institutos y en la universidad, cuando se trataba de reuniones masivas de los militantes de los partidos políticos, o de actividades que tenían como objetivo el proselitismo de amigos y conocidos, se solían organizar excursiones a la montaña. Y allí, además de convivir, hacer deporte y respirar aire puro, los líderes más carismáticos, jóvenes idealistas con gran dominio de la palabra, nos dirigían discursos encendidos sobre la situación de los obreros y los estudiantes en España.

Las excursiones que me gustaban de verdad eran las otras, las que hacíamos con los amigos sin otro ánimo que pasarlo bien y conocer lugares interesantes. Y también para desconectar de la agitada vida que vivíamos, trabajar durante el día, estudiar por la noche, no quedaba tiempo para nosotros, sólo los fines de semana podíamos dedicarlos a la aventura.

Cogíamos el tren el Sábado por la mañana, muy temprano, en Plaza Catalunya o en L'Hospitalet. Eramos multitud de grupos de procedencia diferente, de centros culturales, de grupos excursionistas, o sólo de amigos amantes de la montaña, pues era una práctica habitual entre los jóvenes salir de excursión los fines de semana y los puentes. A veces era difícil encontrar asiento y teníamos que hacer el viaje de pie, o sentados en el suelo o sobre nuestras mochilas. 

Por el camino, cantábamos canciones para entretener el viaje, porque para llegar a Vic, Ripoll o Ribes de Freser, que eran los destinos más frecuentes, se tardaba varias horas. Siempre aparecía una guitarra, o varias, y bastaba que comenzara un grupo a cantar para que todos los demás lo siguieran. Cantábamos canciones de Bob Dylan y Joan Báez, traducidas al castellano o al catalán. Y también de Víctor Jara, que había sido asesinado unos años antes. Pero la canción más cantada, sin duda, era "L'estaca", de Lluis Llach.



"Segur que tomba, tomba, tomba i ens podrem alliberar", gritábamos al unísimo, con fuerza y pasión. Nos sentíamos identificados con aquel mensaje.

Además de las canciones protesta, también eran muy coreadas una serie de canciones que nos parecían muy progres porque la letra estaba llena de palabras soeces, pero que miradas con la distancia, ahora me parecen que tienen un contenido muy machista y misógino. Como la de la cabra, que todavía tiene éxito. "La cabra, la cabra / la puta de la cabra / la madre que la parió...". En fin, no merece la pena terminar el estribillo.

Cuando llegábamos a nuestro destino, recogíamos nuestras mochilas, cantimploras, tiendas de campaña y demás enseres, y, cargados como burros, nos dirigíamos al lugar de acampada. Este lugar solía estar a muchos kms. de distancia, a veces los hacíamos andando, y otras en autobús. Por fin, vencidos y fatigados, llegábamos al sitio elegido, que normalmente estaba atestado de grupos como el nuestro, y teníamos que buscar una zona discreta que nos diera cierta intimidad, y a poder ser, que estuviera cerca del río. 

Lo que hacíamos en esas excursiones, la forma en que pasábamos el tiempo, como dormíamos, que comíamos, y demás detalles, serán objeto de otro post, porque no pretendo que éste se haga interminable. El tiempo pasaba rápido, y llegaba el domingo, hora de recoger todos los bártulos y emprender el camino de vuelta.

El tren de regreso lo solíamos coger a primera hora de la tarde. Siempre llegaban con retraso, las esperas se nos hacían interminables, y al entrar al tren, invariablemente nos encontrábamos con la misma sorpresa, iba tan lleno que ni en el suelo podíamos sentarnos. Además, eran tan viejos, que sufrían averías con frecuencia, lo cual alargaba más el viaje y provocaba la furia de los cansados excursionistas. Normalmente la cólera se desahogaba con cánticos insultantes a la Renfe, un "Renfe, mierda" que se propagaba de vagón en vagón y se expandía por todo el tren. Sin embargo, hubo otras veces en que el furor era tan grande, que algunos violentos se ensañaban con los elementos del tren, rompían los cristales, golpeaban los asientos, y en una ocasión, hasta vi como una taza de váter se pasaba de mano en mano por el vagón hasta salir volando por una ventana y caer sobre la vía.

Ese tipo de violencia no era lo habitual, sólo en contadas ocasiones. Lo normal era volver al tema de las canciones y a charlar y conocer gente de otros grupos con los que, a menudo, concertábamos una cita para seguir viéndonos. 

No sé como desapareció esta costumbre tan multitudinaria, ni cual fue el proceso que siguió. Sólo sé que poco a poco fuimos distanciando las salidas a la montaña, y finalmente las eliminamos de nuestras vidas. Quizás, como la misma sociedad, nos fuimos apagando y cayendo en el sopor del conformismo. Y nos buscamos otras distracciones más descansadas.

3 de abril de 2010

Video debate sobre violencia machista

El video pertenece al programa Para todos la 2, un magazine social que se emite de Lunes a Viernes en la 2 de TVE entre las 13,30 y las 15,30. El programa aborda temas como la competitividad, la madurez, el optimismo, la crisis y sus vivencias, la amistad, como convivir con la enfermedad, la dependencia social, las relaciones en el trabajo y con el trabajo, el teléfono móvil, etc.

En esta ocasión se habla sobre "Violencia machista" y participan Consuelo Barea (psicoterapeuta), Francisca Verdejo (Magistrada de los Juzgados de Violencia contra las Mujeres) y Montserrat Vilà (Presidenta de la Plataforma Unitària contra les violències de gènere. El debate me parece interesante, y no sólo porque una de las ponentes sea amiga mía.

2 de abril de 2010

A mi padre

Eran las dos de la tarde,
tu aparecías de repente
por el fondo de la calle
caminando entre la gente.
La carpeta bajo el brazo
el semblante sonriente
y el uniforme grisáceo
todo limpio y reluciente.

Yo corría hasta tus brazos
con el ánimo exigente,
rebuscaba en tus bolsillos
de manera diligente.
Tu mirabas complacido
mi ajetreo impertinente,
arrugas de decepción
aparecían en tu frente.

Al fin, cansado del juego,
emergía de repente
en tu mano un caramelo,
el tan ansiado presente.

Son recuerdos de mi infancia
que agitan mi corazón
que lo inundan de añoranza
y desbordan mi interior.