23 de octubre de 2010

Una escapada asturiana

La semana pasada estuve unos días en Asturias. Era una especie de reparación por esas vacaciones de verano que no pude disfrutar en el mes de Agosto.

Salimos el día 12. En el aeropuerto0 del Prat, como ocurre tan a menudo, había mucho lío y retrasos. Esta vez la causa era una huelga en Francia, que hacía que muchos vuelos se retrasaran. Desgraciadamente, el nuestro fue uno de los afectados. Hora y media, casi, estuvimos esperando, porque el avión venía de Bruselas, tenía que sobrevolar Francia, y fue toda una odisea superar esa dificultad.

Mientras tanto, en el aeropuerto hicimos amistad con varias personas. Cambiaron de puerta de salida tantas veces, y de hora, que los pasajeros estábamos muy desorientados. Finalmente pudimos embarcar, y ya ni recuerdo desde que puerta lo hicimos, con tantos cambios.

El capitán dió muchas excusas y nos invitó a disfrutar del viaje. Rumbo al aeropuerto de Asturias. Yo pasé todo el trayecto leyendo el último número de la revista de historia de National Geographic, la historia me chifla, se me pasó el viaje en un suspiro. También me comí un bocadillo de jamón que había preparado en casa ¡qué bueno estaba! Y que bien sentó a esas horas.

Llegamos sin novedad al aeropuerto de Asturias. Por cierto, qué miedo pasé al ver por la ventanilla el precipicio que hay al final de la pista de aterrizaje. ¡Qué peligro! Recogimos el coche que habíamos alquilado previamente, y pusimos rumbo a Gijón.

La foto de la portada es la vista que se observaba desde nuestra habitación del hotel. Muy bonita. El mar, la gente paseando por el Paseo Marítimo, o por la playa. Gijón es una ciudad que tiene mucha vida. Pero habíamos ido a Asturias a ver parajes paradisíacos, así que no me voy a detener a describir las ciudades.

El primer día, quiero decir el segundo si contamos el que ocupamos en el viaje, lo dedicamos a la montaña. Para unos amantes de la montaña como nosotros, es muy normal organizar nuestro viaje a Asturias pensando en los Picos de Europa como prioridad. Hace años, visitamos Covadonga, los lagos de Enol, la comarca de Cabrales... todos esos sitios turísticos llenos de autocares, y esta vez íbamos con una idea fija. Vale, también visitamos Arenas de Cabrales y compramos queso (¡qué bueno está!), pero sólo de camino al mirador de Fuente De.


Una vez en Fuente De, cogimos el teleférico para subir al mirador. Unas vistas impresionantes. Y allá arriba, tuvimos la suerte de, durante escasos segundos, ver el Naranco. Luego las nubes lo cubrieron y desapareció de nuestra vista, como si no estuviera allí.

No se aprecia bien en la foto, pero en persona sí, y fue una experiencia emocionante.

El día siguiente quisimos dedicarlo al mar. Nos acercamos hasta la provincia de Lugo, ya en Galicia, para ver la playa de las Catedrales. Habíamos visto muchos documentales en la televisión y leído revistas, y además el conserje del hotel nos aconsejó esa visita. No se puede decir que no estuviéramos preparados.

Y aún así, porque se suele decir que cuando tus expectativas son grandes no se cumplen, la realidad superó el pensamiento. No pudimos ver esos arcos en el mar que tan famosos se han hecho, pero daba igual, el paisaje era impresionante, y encogía el corazón.

Después, parada en Luarca, buena comida con percebes incluídos y una visita a la Lonja.

Visitamos más sitios que no los he nombrado, no quiero aburrir al personal. El último día lo pasamos en Oviedo, y desde allí, otra vez al Aeropuerto, y de vuelta a Barcelona. En esta ocasión no hubo problema y los horarios se cumplieron


2 comentarios:

  1. Siempre tengo pendiente hacer turismo por mi tierra, que hay un monton de sitios en los que no he estado...
    La playa de las Catedrales merece la pena, es un sitio precioso ^^

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  2. Pues ya sabes, nunca es tarde para animarse. A veces pasa que conocemos paises remotos y no conocemos nuestra ciudad. Yo me doy cuenta cuando tengo alguna visita y tengo que acompañarla a ver las cosas típicas de la ciudad.

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