25 de abril de 2011

Novelas por entrega

Sigamos escribiendo sobre literatura, aprovechando que estas fechas nos animan a hablar de estos temas.

En algún lugar de este blog he explicado que me inicié en la lectura con los cómics de la época, que por aquel entonces se llamaban tebeos. También leí muchos cuentos infantiles tradicionales, mis preferidos eran "El gato con botas" y "La ratita presumida". Estos libritos se publicaban con un papel de mayor calidad y por supuesto eran más caros, así que yo sólo leía los que me prestaban mis amigas con mayor poder adquisitivo o en la escuela.

Era feliz entre aquellas fantasías. Sin embargo, todo aquel mundo de hadas, princesas y príncipes quedó completamente eclipsado cuando descubrí en la cómoda de mi madre tres gruesos tomos de una novela que se llamaba "Gorriones sin nido". Para los que no lo sepan, aclaro que una cómoda es un mueble bajo con grandes cajones donde se guarda la ropa y otros objetos. En mi casa teníamos una que mi madre había heredado de su madre, y después la heredé yo. Y ahora está allí, en su lugar natural, en la casa del pueblo.

Tendría 11 ó 12 años, y ese fue el primer libro que leí, un folletín o novela por entregas. Años después me enteré de que los folletines aparecieron en Francia cuando un periódico del que no recuerdo el nombre (¡Ay, esta memoria mía cada vez más escasa!) comenzó a incluir en su edición diaria una versión del Lazarillo de Tormes en francés. Eso fue a mediados del siglo XIX, y se hizo tan popular que en poco tiempo lo imitaron numerosas publicaciones de Francia y otros paises como España e Inglaterra. Autores tan prestigiosos como Dumas padre, Balzac y Dickens publicaron sus obras de esta manera.

Según la Wikipedia "Se trataba de una escritura más industrial que literaria, elaborada en pequeñas hojas o en las partes bajas de los diarios; muchas veces se seleccionaba una serie de estampas en grabado sobre escenas sensacionalistas y el argumento se improvisaba sobre ellas; la acción se dilataba con expresiones farragosas para ampliar el papel (y por tanto el dinero a pagar), imitando y copiando a mansalva de modelos extranjeros o españoles como Eugenio Sue o Paul Féval, y se escribía tan rápido a causa de la urgencia de la edición que los folletinistas se llamaban a sí mismos 'escritores al vapor'".


Fernando Eguidazu lo explica así en su libro Del folletín al bolsilibro: "La técnica era la siguiente: el editor ponía a la venta un primer cuadernillo con portada vistosa, en cuyo interior se incluían unas hojillas propagandísticas sobre la obra, con un resumen del argumento y comentarios elogiosos sobre novela y autor, un fascículo con la primera entrega coleccionable, algunas de las láminas en colores a intercalar a lo largo de la obra, y otra hojilla con las condiciones de suscripción. El procedimiento de compra ofrecido al lector era el de suscripción, bien con entrega a domicilio, bien con distribución en librerías, puestos de prensa o en la propia sede del editor o de la imprenta. El lector iría adquiriendo los sucesivos cuadernillos hasta completar la novela, que luego podría encuadernar, bien con tapas suministradas por la propia editorial, bien por su propia cuenta".

En la España de las posguerra estas publicaciones eran muy populares. Concretamente, en mi pueblo, a pesar del alto índice de analfabetismo, no había casa donde no existiera uno o varios de estos novelones. Me contaron que a veces se reunían las vecinas por la tarde y una persona los leía en voz alta a las que no sabían leer, y que todo el mundo esperaba con ansiedad que llegara un nuevo capítulo de la serie. La moda pasó cuando se popularizaron los seriales de la radio.

Sigo contando mi experiencia personal. Me encontré con varios tomos, o tomazos, en la cómoda de mi madre, y los leí a escondidas de un tirón. El que más me gustaba era el que he mencionado antes, "Gorriones sin nido", de Mario D'Ancona. Los gorriones eran dos niños huérfanos, el "Perragorda" y "Carabonita", que se encuentran en la calle y se hacen amigos. Alberto y Matilde, que eran los buenos buenísimos y se erigieron en protectores de los niños, y luego estaban los malos malísimos, que hacían todo lo posible para separar a esta pareja y por ocultar todas sus maldades.

Las múltiples desgracias de los niños y de la pareja de buenos invitaba a la lágrima. Afortunadamente, después de cientos de páginas todo acababa bien, tenía un final feliz.

También encontré otro serial que no me gustó tanto. Tenía el rebuscado nombre de "Vivir después de la muerte o la hija de dos madres". Era una historia de un pintor bohemio y sinverguenza que había dejado embarazada a una joven inocente y la abandonó. El lenguaje y la mentalidad del autor, Luis del Val, eran muy del siglo XIX, época en la que fue escrita aunque se reeditó en los años 40. Las situaciones eran tan exageradas que no llegaban a emocionar.

No he encontrado por Internet fotos de este segundo libro, es una pena. Espero hacerlas yo misma la próxima vez que vaya al pueblo, porque las ilustraciones son muy claras y como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras.

6 comentarios:

  1. Hola Onka,recuerdo mis primeros libros de aventura.
    Los Cinco, de Enid Blyton, Aventura, Secreto, Misterio la serie de 21 novelas de Los cinco famosos publicada entre 1942 y 1963, protagonizada por los adolescentes hermanos Julian, Dick y Anne; su prima Georgina y el perro de ésta, Tim, que hacen de detectives en historias que combinan el misterio y la aventura.
    Un saludo

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  2. Los cinco... ah, sonrisa, que envidia. Es que tu eres muy joven! Fíjate, yo hablando de novelones del siglo XIX y tu de los cinco, que casi se puede decir que aún tienen crédito entre los jóvenes de hoy. En fin, son primeras lecturas

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  3. A que nadie se recuerdo de un personaje de GORRIONES SIN NIDO,?, pues era una señora mala, malìsima que todo el mundo la conocìa por el nombre de DOÑA MUGRE, porque ademàs de ser malvada era una tia guarra

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  4. Tienes razón anónimo, Doña Mugre era mala malísima y además un poco guarra. Veo que eres fan de la novela :) En otra entrada que escribí sobre gorriones sin nido sí que hablo de ella, y de otros personajes: http://hojasquecaen.blogspot.com/2011/12/gorriones-sin-nido_24.html

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  5. Pues yo tengo la novela Gorriones sin nido.Pero como la encuadernación estaba estropeada la volvimos a encuadernar.La he visto de segunda mano por 200'00 euros pero yo no la venderé nunca.Es un recuerdo imborrable,(me parece más autentico este termino que indeleble),de mi infancia junto con los cuentos de Andersen.Lo mejor de lo mejor.

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  6. Fue la primera novela que leí con diez años ,pues mi abuela tenia en casa en una caja , montones de capítulos ,olvidados en el desván , seria lo que leerían mis tíos y mi madre cuando eran pequeños.
    Pues la abuela nació por los años mil ochocientos y pico y era analfabeta (desgraciadamente).
    Viendo estas cosas me he rejuvenecido cincuenta años.

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