Soledad Real López nació en el barrio de La_Barceloneta, hija de una bordadora y de un obrero metalúrgico, un labrador de Almansa (Albacete) emigrado a Barcelona. Su infancia fue muy triste, como hermana mayor se vio obligada a ayudar en las tareas domésticas desde muy pequeña y a los 9 años empezó a trabajar cosiendo a domicilio para una modista del barrio.
Las relaciones con su madre fueron muy conflictivas, Soledad lo contó con voz propia en diversos medios. Su madre era de clase acomodada, era huérfana de un militar y había sido educada en un colegio de pago. Su novio la abandonó tras dos años de relaciones, y este hecho la dejó muy marcada socialmente. Nunca llegó a aceptar su condición de esposa de un obrero metalúrgico, madre de tres hijos, que malvivía en una de las minúsculas casas de la Barceloneta. Su frustración personal, solía descargarla en sus hijos.
En cambio, con la figura de su padre sí que se llegó a identificar. Antes de llegar a Barcelona, Valeriano Real ya había sufrido cárcel y castigos durante su dilatado Servicio Militar. Militante de UGT, de ideología socialista y preocupado por el desarrollo cultural y político de la clase trabajadora, participó activamente en las huelgas de la Maquinista.