Su abuelo paterno, emigrante aragonés, había inculcado a sus descendientes el gusto por la lectura y la cultura. Su padre, Pantaleón, era carpintero ebanista que participaba en los movimientos obreros pero no militaba en ningún partido ni sindicato. Su madre, Assumpta, era ama de casa, católica practicante y analfabeta. Había nacido en una familia de pageses de la comarca del Priorat, y a los catorce años emigró a Barcelona para trabajar de criada.
A los 13 años, María abandonó la escuela y comenzó a trabajar de portera de la casa en la que vivían porque su madre estaba enferma. Cuando su madre se recuperó, trabajó de costurera y de planchadora.
A los 15 años, comenzó a frecuentar los centros culturales que dirigía Esquerra Republicana. Su hermano conoció a una chica de Santander que era miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSUC), y la llevó a casa. Este encuentro marcó un cambio de rumbo en la vida de María, pues ella también se incorporó a la JSUC. Era el año 1936 y ella tenía 16 años.