21 de agosto de 2018

Alcaldes de Granja de Torrehermosa de 1936 a 1939


Artículo escrito por Francisco Prieto Abril y publicado en la revista de feria de Granja de Torrehermosa de 2004

Alcaldes que sucesivamente desempeñaron sus funciones públicas en aludidos períodos, actuaciones corporativas y hechos que han sido posible conocer dados los escasos antecedentes documentales existentes de distintas épocas.

3ª Parte: Años 1936-1939 (II) 


AÑO 1936

Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero, se llevó de nuevo al poder la antigua Corporación Municipal y el 22 de febrero se repone de Alcalde-Presidente a D. ANSELMO MARTÍNEZ MONTERO, estimando la Corporación Municipal de ilegal la constitución del Ayuntamiento interino que ahora ha cesado y proceder a la revisión de sus acuerdos para decidir lo que proceda. En estos primeros meses del año, los enfrentamientos entre grupos políticos rivales de derecha e izquierda fueron la norma a seguir.

El 18 de abril, se autoriza al sr. alcalde para contratar directamente las obras de construcción del alcantarillado a la población, que han salido a subasta pública en tres ocasiones sin que haya habido postor alguno. Se acometieron importantes obras de saneamiento.

Junio de 1936. El primer empresario de cine y teatro local, José Luján Espinal, instalándolo en la calle Purísima, num.2

Con el comienzo de la Guerra Civil española el 18 de julio, cambió brutalmente el panorama de nuestro pueblo, de forma trágica al igual que en los próximos de Azuaga, Llerena, Berlanga y Campillo de Llerena, donde tuvieron lugar, en un principio, los más numerosos sucesos sangrientos de toda Extremadura, primero de manos republicanas y posteriormente franquistas, organizándose una fuerte represión que se cobró un considerable número de víctimas, de unos y de otros. En los primeros días de la contienda, concretamente el 23 de julio, se convoca sesión extraordinaria con carácter urgente a fin de ocuparse del abastecimiento de la población, ante la anormalidad de la circunstancia provocada por la sublevación militar, que desemboca en una contienda entre españoles. A tal efecto, se nombra una comisión encargada de resolver todos los asuntos e incidentes que el abastecimiento de la población origine, designándose a los concejales Valentín Alvarado Parreño, Ramón Cárdeno Barragán, Diego Díaz Gómez, José Bella Montero y Armando Cabrera Valverde, y como secretario a Ramón Ramos Izquierdo, y teniendo en cuenta la situación económica de los obreros, queda autorizada la Comisión para facilitar vales a las familias necesitadas, que se liquidarán a los comercios en su día.

A finales del mes de agosto, se organizó en Granja de Torrehermosa, juntamente con Azuaga, una expedición de milicianos republicanos apoyados con un tanque, con el deseo de recuperar la población de Llerena, en manos de las fuerzas del Ejército Nacional, de Regulares y Legionarios, y el combate encarnecido en las inmediaciones de Llerena fue desastroso para las fuerzas atacantes por las numerosas bajas habidas, que afectaron profundamente a las dos poblaciones citadas.

Granja de Torrehermosa permanece en manos de las tropas republicanas desde el citado inicio de la contienda hasta el 26 de septiembre del mismo año y, según datos recabados del Registro Civil, cuarenta personas perecieron asesinadas, pertenecientes a las familias más notables de la oligarquía local (Spínola, Llera, Gala, Henao, etc...) todos ellos grandes terratenientes que habían representado el elemento dominante, social, político y económico de la localidad, afectando también a otros sectores, que sin pertenecer a aquel grupo eran afines o servidores de aquellos. En este sentido, hay que apuntar que se registraron las muertes de tres sacerdotes ejercitantes en nuestro pueblo y algunos adolescentes hijos de aquel grupo. Estas muertes, todas ellas de vecinos, hay  que unir otras 43 de forasteros. En el contexto de las operaciones militares llevadas a cabo en la zona hasta mediados de septiembre de 1936, varios vehículos trasladaron desde la vecina Fuente Obejuna a presos de derechas, entre los que había un buen número de frailes allí residentes, que fueron asesinados en nuestro Cementerio Municipal.

Agosto de 1936. Granjeños incorporándose al Centro de Reclutamiento del Ejército de la República


El 4 de octubre, tomada la población por las fuerzas del ejército denominado nacional, en la casa Consistorial, y presididos por el comandante del ejército Gerardo Figuerola y García de Chávez, se reunieron los vecinos Casimiro Chamorro Cortés, Juan Ramírez Gala, Manuel Ramírez Seco, Leopoldo Hernández Gómez, Manuel de la Gala González y Joaquín González Pérez y dicho comandante usó de la palabra y dijo que en nombre y por delegación del Excmo. Sr. General de la 2ª división orgánica, Gonzalo Queipo de Llano, designaba a los señores vecinos de este pueblo en este acto reunidos, para constituir la Comisión Gestora Municipal que ha de regir este Ayuntamiento y que será presidido por D. CASIMIRO CHAMORRO CORTÉS, "esperando de todos una labor entusiasta y decidida en beneficio de la patria y de Granja de Torrehermosa".

En estas circunstancia se produjeron las consiguientes represalias, resultando difícil establecer el número de víctimas de esta ola represiva. Los datos registrales mencionan sólo a diez personas, cifra que parece baja dado lo ocurrido en otras poblaciones cercanas. La masiva huida hacia zonas de la España Republicana podría explicar tan reducidos valores, aunque por otra parte, una vez finalizado el conflicto-1 de abril de 1939- los tribunales militares comenzaron a exigir responsabilidades, guiados por las denuncias de los familiares antes afectados y en Mérida, Almendralejo y Badajoz fueron ejecutados un mínimo de 45 vecinos, en su mayoría jornaleros. El 5 de octubre, y teniendo en cuenta la situación de Guerra Civil existente en toda la nación y no pudiendo preverse cuando podrán continuar las obras de alcantarillado empezadas en la población, con el peligro y la dificultad que originan las zanjas abiertas por su profundidad y por se colectores de aguas sucias que entran rápidamente en putrefacción, se dispone cegarlas por estimar mucho menor el daño que del no muy probable desembolso que abrirlas de nuevo signifique, que el perjuicio que para la salud pública suponga el que continúen abiertas por tiempo indefinido.

El 4 de noviembre, se recibe escrito de la Inspección Provincial de 1ª enseñanza de Badajoz para su traslado a las señoras maestras nacionales de la localidad que literalmente dice: "Con el fin de dar mayor uniformidad posible al envío de ropas de abrigo para los combatientes del ejército nacional, la confección de las mismas ha de hacerse con arreglo a las normas siguientes: 1º Las prendas que se han de enviar son: chalecos de punto confeccionados con lanas de colores oscuros, camisas de color caqui-gris o crudo, como las de reglamento, camisetas, calcetines y pañuelos. 2º Se procurará que cada escuela como mínimo envíe cinco prendas de cada clase de las anteriormente citadas. 3ª Organizará la clase de costura de tal forma que los pequeños trabajos de quitar hilos, hacer remates, pegar botones, hacer ojales, etc estén en manos de las menos adelantadas para que, a ser posible, todas las niñas intervengan en la confección. 4º  Los fondos pueden allegarse mediante las cantidades facilitadas por la Comisión Gestora Municipal y recaudación hecha por las mismas niñas -bien directamente, bien postulando en las casas- para que aún las clases más humildes contribuyan con sus pequeñas cuotas a esta cruzada contra el frío. No se le oculta a esta Inspección lo difícil que resultará reunir, en algunos casos, las setenta y cinco pesetas que, aproximadamente, necesitará cada escuela para la confección de los cinco chalecos, cinco camisas, cinco camisetas, cinco pares de calcetines y cinco pañuelos; pero una buena voluntad y sobre todo, un gran a España, les dará ánimos para luchar hasta conseguir esa cantidad a fin de poder enviar entre todas las escuelas de la provincia un lote de prendas que las pequeñas ofrezcan a esos héroes que luchan en los frentes hasta perder la vida por salvar a España".

Agosto de 1936. Unas 60 granjeñas confeccionan uniformes para los soldados del ejército de la República acampados en los frentes cercanos.


AÑO 1937

Centrada casi permanentemente durante toda la contienda las operaciones bélicas en la parte sur de nuestra Campiña, principalmente en los límites de la provincia de Córdoba y como prolongación del frente de Peñarroya, la ocupación permanente de nuestra localidad por las tropas del ejército del general Queipo de Llano se enmarcó dentro de una ofensiva militar cuyo último objetivo era la toma de la rica zona minera de Peñarroya-Pueblonuevo. La población de nuestra villa, cifrada al inicio de la contienda en unos ocho mil habitantes, sufrió fuerte deterioro a consecuencia, primero con la entrada de las fuerzas nacionales al marcharse un sesenta por ciento de la citada población hacia zonas más seguras de la España republicana, Castuera, Esparragosa de la Serena, etc hasta alcanzar la provincia de Ciudad Real, y posteriormente la forzada marcha de todos los jóvenes en edad militar que fueron forzosamente movilizados. Sólo quedaron las personas mayores y niños que sólo podían salir y comunicarse durante el día. La noche, sin alumbrado público a consecuencia de la tajante prohibición de su utilización para evitar la localización de los bombardeos, sólo para los vigilantes soldados y fuerzas de Regulares. No faltaron los continuos bombardeos y las no menos huidas de los vecinos hacia zonas más seguras de la provincia de Sevilla.

Desde principios del año, esporádicos tiroteos y cañoneos se intercambiaban entre uno y otro bando. Pero a partir del mes de abril empezaron fuertes ataques a toda nuestra zona, principalmente desde la Sierra de la Grana, Aldea de Cuenca, Cerro del Toro, etc. Durante los días del 21 y 22 de septiembre fueron tales ataques mucho más peligrosos que obligó a parte de los sufridos vecinos a huir hacia Azuaga. Tanto en los alrededores del Cementerio Municipal como en los parajes "El caballero", "Prado Burrero", multitud de cadáveres justificaban la dureza de los ataques del bando republicano, que se repelió con el refuerzo de dos banderas de la Legión y Tábor de Regulares, además de las fuerzas acampadas. En las proximidades del Ejido de San Juan estaba emplazada una potente batería de artillería y otra al final de la calle San Sebastián. Durante las ausencias de los vecinos moradores, no faltaron los consabidos robos y saqueos en sus casas abandonadas a cargo de moros y soldados.

En los inicios de este año, y hallándose de alcalde el vecino D. Casimiro Chamorro Cortés, se produce un hecho sumamente curioso, de cuyo conocimiento público y trascendencia lo ha sido nada menos que sesenta y cuatro años después: Francisco Carvajal soldado raso de las tropas del ejército de Franco acampadas en Granja de Torrehermosa, solicita del sr. alcalde -todo generosidad- que le preste un caballo, custodiado en la Casa Consistorial con el exclusivo objeto de ejercitarse en las prácticas de equitación, de las que mantenía era un consumado jinete. Del sr. Carvajal y del equipo jamás se supo. sólo en el año 2001, el actual alcalde, D. Daniel Castillo Corvillo, recibe una insólita visita de un rico hacendado español residente en Puerto Rico llamado, precisamente, Francisco Carvajal, que expresamente se persona en la alcaldía para reparar de alguna forma el perjuicio que según él podía haber ocasionado a la Corporación Municipal disponiendo del animal sólo y exclusivamente para pasarse de las tropas del Ejército Nacional a las del Ejército de la República, con las que simpatizaba. El final, la constitución de la Fundación Francisco Carvajal dotada de un millón de pesetas para premio al estudio de una investigación social de la Campiña Sur y la presencia de la televisión nacional de ambos países para emitir tan singular y noticiable hecho.

El 16 de junio, por la Comisión Gestora Municipal se designa presidente de la misma a D. MANUEL RAMÍREZ SECO.

Septiembre de 1936. Milicianos granjeños incorporándose a las filas del Ejército de la República


AÑO 1938

El 18 de febrero, fue dispuesto el traslado de la estación de telégrafos a las casa número 11 de la calle Arcos, debido a que el local donde anteriormente estaba instalado quedó inhabitable, a consecuencia de los daños sufridos por el cañoneo de que fue objeto el pueblo los días 21 y 22 de septiembre del año anterior.

Durante los crudos meses del invierno no faltaron los habituales ataques con cañones y ametralladoras y algún que otro incidente de escasa importancia para iniciarse la época primaveral con intensas operaciones bélicas a fin de conquistar el ejército del General Franco las inmediatas sierras del Madroño, Acebuche y Quemada y ya, más alejadas las fuerzas republicanas, los vecinos pudieron vivir algo mejor, aunque los militares residentes requisaban carros y yuntas, incluido el carrero, con lo que transportaban provisiones y alambradas a las trincheras.

En la torre parroquial la vigía era permanente, noche y día por los vecinos integrantes de la Guardia Cívica, como apoyo a las fuerzas establecidas. Los oficiales de las mismas pernoctaban en casas particulares, soldados y suboficiales en los cuarteles instalados permanentemente en algunas de las casas señoriales existentes en la población, cuarteles de Requetés, Regulares y otros en casas abandonadas. El Hospital Militar de Campaña estaba situado en la suntuosa casa número 28 de la calle Canalejas, primorosamente asistido por todas las señoritas residentes en la villa.


AÑO 1939

El 5 de enero, Granja fue tomada por las tropas del Ejército de la República como resultado de una amplia operación de ruptura del ejército Nacional y días antes gran parte de la población huyó hacia las poblaciones de Llerena, Valverde de Llerena, Guadalcanal, etc, permaneciendo la villa en manos republicanas durante una semana. Fracasada la ofensiva y recuperada la población por las tropas nacionales, los vecinos que volvían a sus viviendas hallaron éstas saqueadas y faltas de la reciente matanza que precipitadamente tuvieron que abandonar.

El 1 de abril, finalizada la contienda, la Comisión Gestora Municipal examinó la conveniencia de suprimir las variaciones de nombres de las calles acordadas por el Ayuntamiento socialista, de tal modo que las calles Plaza de la Constitución, Avenida de Pablo Iglesias, García Hernández, Joaquín Sorolla, Joaquín Costa y Socorro, se denominen en lo sucesivo Plaza del Generalísimo Franco, Avenida de José Antonio Primo de Rivera, General Mola, Calvo Sotelo, General Queipo de Llano, previo trámite que establece la orden de 13 de abril de 1938.

El 20 de mayo, el sr. alcalde hizo presente que terminada felizmente la guerra se había repatriado gran parte de los vecinos huidos, lo que había hecho indispensable el establecimiento del servicio de recogida de basuras.

El 3 de septiembre, se acordó la reanudación de la feria de septiembre, autorizando el alcalde, sr. Ramírez Seco, la instalación de algún alumbrado y alguna otra cosa no muy costosa que se estime oportuno.


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