26 de julio de 2019

Cinco días en Nueva York (2)


El tercer día en Nueva York nos amaneció lluvioso. Aunque el tiempo era desapacible, salimos del hotel ilusionadas, con el objetivo de coger el ferry gratuito de Staten Island para ver de cerca la estatua de la libertad. Nos dirigimos en metro hasta el lugar del que salían los cruceros, según indicaba un mapa que un vendedor de tours nos había entregado. Pensábamos, erróneamente, que la terminal del ferry no estaría muy lejos. Este pequeño error nos ofreció la oportunidad de dar un paseo costero que se convirtió en una de las experiencias más interesantes y que más disfrutamos de los cinco días de viaje.

Estábamos en la terminal de World Financial. Preguntamos por el ferry gratuito y nos indicaron un punto lejano de la costa. Decidimos ir caminando hasta allí, pero a los pocos metros de caminata la lluvia se hizo más intensa y tuvimos que resguardarnos. Nos encontrábamos en Brookfield Place, esto es algo que averiguamos después, en ese momento sólo se nos ocurrió mirar alrededor para buscar un lugar donde guarecernos y esperar que el temporal amainara. Y sí, vimos un bar y hacia allí nos dirigimos, aunque resultó estar reservado para un evento de gran nivel y nada más cruzar la puerta nos preguntaron muy educadamente si nos podían ayudar en algo. Cuando explicamos nuestras intenciones nos enviaron hacia otra puerta señalándonos la salida. Nos encontramos de lleno en el vestíbulo de un centro comercial espectacular, muy luminoso y de mucho lujo. Estuvimos un rato por allí, esperando que amainara la lluvia.

Posteriormente me he enterado que el edificio que acoge este bonito centro comercial, el Winter Garden Atrium, resultó muy dañado en los atentados del 11 de setiembre de 2001 después del derrumbamiento de las torres gemelas, y que fue reconstruido durante el primer año de recuperación del centro financiero.

Cuando la lluvia cesó, salimos al exterior dispuestas a reemprender la marcha a través del Paseo Marítimo de Battery Park. Las vistas desde allí eran impresionantes. En el camino, otra parada para contemplar el Monumento a los Marinos Mercantes Estadounidenses. Me impactó su fuerza desgarradora. Realizada por Marisol Escobar, el conjunto representa a tres marineros que intentan salvar a otro que está sumergido en el agua, luchando para no ahogarse. El efecto que las olas imprimen a esa escena tan trágica lo hacen muy real.

22 de julio de 2019

Cinco días en Nueva York (1)


Este mes de junio he tenido la oportunidad de hacer un viaje a Nueva York. Muy corto, de sólo cinco días, pero muy interesante y especial. Recién acabada una etapa de mi vida muy estresante, necesitaba desconectar con urgencia. Así lo iba aireando a los cuatro vientos entre mis amistades, hasta que una amiga se acordó de mi y me ofreció esta maravillosa posibilidad. Sin pensármelo dos veces, me trasladé a Madrid, porque tanto ella como el grupo organizador viven en esa ciudad, y con mucha ilusión y alegría pusimos rumbo a la ciudad de los rascacielos.

Llegamos al aeropuerto John F. Kennedy sobre las 7 de la tarde, más de hora y media de retraso sobre el horario previsto. Pasamos el control de seguridad con rapidez y sin ningún problema. Cogimos un taxi y nos dirigimos al Hotel Pennsylvania, que era nuestro lugar de hospedaje. Por el camino, todo eran risas y reconocimiento del paisaje. Comentarios como "esto sale en tal serie",  "anda, si la película que justo vi ayer tiene una escena en la que hay una persecución en este lugar", "este es el famoso metro elevado de Nueva York, con los raíles que están casi tocando las casas". Como niñas pequeñas llenas de ilusión comenzábamos con entusiasmo una aventura. En Nueva York llovía, y las previsiones decían que el tiempo estaría inestable unos días más.