Cerca de la Ciutat Esportiva del Barça hay varias obras en activo en las que se están construyendo bloques de pisos. Es una zona que hace no muchos años era agrícola, pero en la que ahora se ha instalado la especulación inmobiliaria. El terreno se dividió en tres propietarios, el Barça, el Ayuntamiento de Sant Joan Despí, y Fomento de Construcciones y Contratas (FCC). En esta constructora tienen acciones Carlos Slim (61,1%), Bill Gates (5,7%) y George Soros (3%), y tiene unas muy buenas y sospechosas relaciones con la constructora amiga ACS, propiedad de Florentino Pérez, presidente del equipo de fútbol rival.
Por las mañanas, un poco antes de que los cochazos de los jugadores se acerquen a su lugar de trabajo para entrenar, veo a los trabajadores de esas obras caminar lentamente hacia esos edificios en construcción, con sus mochilas a la espalda. No se les ve muy animados, aunque van en grupo y haciendo piña, y a veces hacen bromas entre ellos. Después los veo trabajar a pleno sol, con las mascarillas puestas, a unas horas muy tempranas. Y me pregunto, como será más tarde cuando el sol calienta de verdad, y cuantos de ellos tendrán como referentes y admirarán a esos jugadores que viven una realidad tan diferente a las suyas. Y si para ellos, como parece ser que lo es para la multitud de jóvenes que esperan a los jugadores en las inmediaciones, también habrá sido un drama que Messi haya enviado un burofax al club diciendo que se quiere ir, o no les importa nada.
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