En este mes de octubre, por fin, hemos podido realizar un viaje a Bilbao varias veces aplazado con anterioridad, sobre todo por culpa de la pandemia. Tres amigas con un objetivo principal, visitar el Guggenheim, que sólo conocíamos en su exterior. La exposición de Alice Neel ha sido la espoleta que nos ha impulsado y animado a hacer un viaje que hemos disfrutado muchísimo, y no sólo por el apartado artístico.
El primer día, por supuesto, nos dirigimos al Guggenheim. En la puerta nos recibió una concentración de trabajadoras de la limpieza del museo que estaban en huelga. Nos explicaron que cobran una media de 600 euros mensuales y que sus compañeros varones perciben 7.000 euros más al año por realizar el mismo trabajo. "Tras las obras de arte y el titanio, no hay más que precariedad, impulsada por el Ayuntamiento de Bilbao", denuncian en una hoja informativa que estaban repartiendo.
Pasamos al interior bastante entristecidas y con mucha rabia, sentimiento que no nos abandonó en toda el recorrido de la exposición, pues las obras que allí vimos transmitían sensaciones que intensificaban esas emociones.
BIOGRAFÍA
Alice Neel nació el 28 de enero de 1900 en Gladwyne (Pensilvania) en el seno de una familia de clase media baja. Era la cuarta de cinco hermanos. Pocos meses después de nacer ella la familia se trasladó a Colwyn, una pequeña ciudad cercana a Filadelfia en la que cursó sus estudios de primaria y secundaria. Tras graduarse en la escuela secundaria, realizó el examen de servicio civil y consiguió un trabajo de administrativa en el ejército bien remunerado, contribuyendo así a los gastos de la familia. Trabajó allí durante 3 años, compaginando el trabajo con clases nocturnas en la Escuela de Arte Industrial de Filadelfia. En 1921, con la ayuda de becas y con sus propios ahorros, se inscribió en el programa de Bellas Artes de la Escuela de Diseño para mujeres de Filadelfia, graduándose en 1925.
Poco después de acabar sus estudios se casó con el acaudalado pintor cubano Carlos Enríquez, con quien se fue a vivir a La Habana al año siguiente. Allí nació su primera hija su primera hija, Santillana, que moriría de difteria un mes antes de cumplir su primer año. Este hecho resultó traumático para la artista y se reflejó en su obra durante toda su vida profesional. De regreso a Estados Unidos, la pareja se instaló en Manhattan y tuvieron otra hija, Isabetta, nacida en 1928. En la primavera de1930 Carlos inesperadamente volvió a Cuba llevándose a su hija con él, dejando a la pintora con una crisis nerviosa que la llevó a ser hospitalizada y le provocó varios intentos de suicidio. Neel nunca se divorció de Enríquez, pero permanecieron separados y sólo le permitió ver a su hija en contadas ocasiones durante el resto de su vida.
Durante la Depresión vivió en la pobreza durante un tiempo, hasta que fue contratada por la Works Progress Administration, recibiendo un salario modesto. Mientras estaba inscrita en estos programas gubernamentales pintó con un estilo realista y sus temas fueron principalmente escenas callejeras, y pensadores y líderes comunistas. Su mundo estaba compuesto por artistas, intelectuales, y líderes políticos del Partido Comunista, todos ellos fueron objeto de sus pinturas.
Alice nunca se volvió a casar, pero tuvo varias relaciones sexoafectivas. En 1939 tuvo otro hijo, Richard, con el cantante de nigth club puertorriqueño José Santiago Negrón. Se trasladó a vivir al Harlem hispano, donde comenzó a pintar a sus vecinos, principalmente mujeres y niños. Santiago la abandonó en 1940.
Su relación más duradera fue con el intelectual comunista, fotógrafo y director de documentales Sam Brody, con el que tuvo otro hijo, Heartley, en 1941. Los años de posguerra fueron especialmente duros para ella y su familia, terminó su trabajo con la Work Progress Administration y por tanto dejó de recibir unos ingresos fijos. Durante este tiempo, la artista tuvo que robar en las tiendas para mantener a sus dos hijos, y estuvo en asistencia social.
A finales de la década de los sesenta se intensificó el interés por la obra de Alice Neel. El impulso de los movimientos de mujeres llevó a prestar más atención a su figura, hasta convertirla en un icono feminista. A mediados de los 70 había conseguido fama y notoriedad, siendo considerada una de las más importantes artistas estadounidense. Su reputación estaba en todo su apogeo en el momento de su muerte en 1984.
LA EXPOSICIÓN
La obra de Alice Neel no es demasiado conocida en Europa. Se la presenta como una retratista, ya que el retrato representa el 90 por ciento de su trabajo, pero también tiene lienzos con paisajes urbanos de una carga social muy fuerte y bodegones. De trazo fuertemente perfilado, de paleta simple pero intensa, y de formas extremas, la artista estadounidense nos ha dejado una obra impresionante, parte de la cual se nos muestra en esta exposición.
El Museo ha dividido la exposición en diversos apartados, por áreas temáticas, para enseñarnos la obra de la artista de una forma didáctica, resaltando las cuestiones que más le inquietaban. Casi un centenar de pinturas, dibujos y acuarelas, incluyendo algunos de sus retratos más conocidos, conforman la primera exposición retrospectiva dedicada en España a Alice Neel.
Primeras obras
El recorrido de la muestra comienza con algunas de sus primeras obras, entre ellas el retrato de su marido, el también pintor Carlos Enríquez, obra que fue exhibida en La Habana en 1927, cuando vivía en esta ciudad. En esta época se relacionó con la vanguardia cubana y adquirió una conciencia social. "En Cuba Neel vivirá interesantes experiencias formativas, tanto artísticas como políticas. Allí encuentra un ambiente intelectual en plena ebullición, realiza sus retratos más tempranos de personas desfavorecidas, su obra es bien acogida y tiene la oportunidad de presentarla por primera vez en público".
Nueva York
Los cuadros urbanos de la ciudad de Nueva York se presentan repartidos en tres áreas temáticas: Nueva York, Harlem hispano, Política de Nueva York y Paisajes urbanos. Alice Neel "se instaló en el Harlem hispano en 1938, barrio en el que residiría hasta 1962. Allí comienza a retratar la diversidad y la lucha de sus gentes y a dar testimonio constante de la vida que la rodea. La artista captura en su obra el alma de sus vecinos, algunos de ellos inmigrantes desfavorecidos que hasta entonces rara vez habían sido sujetos artísticos. De manera especial, mostró interés por los niños del barrio, cuya compleja vida interior trató de reflejar en la pintura".
La comedia humana
"Desde su ideario personal y con un punto de vista firmemente arraigado en el Nueva York del siglo XX ,Alice Neel documenta en su obra escenas de pérdida y sufrimiento, pero también de fuerza y resistencia, y lo hace con una franqueza implacable y una pronunciada empatía". "El abuso en el hogar, las terribles condiciones sanitarias de las personas desfavorecidas o el horror de las pérdidas personales, entre otras desgracias que aquejan a los seres humanos, son reflejadas por el pincel de Neel con una compasión turbadora".
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