En mi último viaje a Madrid, tuve la ocasión de visitar la exposición dedicada a la fotógrafa Tina Modotti. Es una artista que me fascina, tanto por su obra como por su vida y personalidad, a la que ya le dediqué una entrada en este blog hace unos años. Y por supuesto, cuando planeé este viaje motivado por una gestión burocrática urgente, marqué la visita a esta muestra como un objetivo prioritario, sólo por detrás del que me llevaba a la capital.
Si conocer la obra de una de las mejores reporteras gráficas de México del siglo XX no fuera suficiente aliciente para dedicarle unas horas, que sea el Museo Cerralbo el que acoge la exposición le añade un interés extra. Este museo está ubicado en un palacete decimonónico, se conservan casi intactos los muebles, pinturas y decoración originales, es muy representativo de la vida de la aristocracia madrileña de la época. El edificio alberga, además, la enorme colección de los marqueses de Cerralbo compuesta por obras de arte de gran valor histórico y artístico. Se puede visitar los domingos de forma gratuita.
Unos esbozos de la biografía de Tina Modotti antes de descubri la fotografía. Nació en 1896 en Údine, Italia, allí trabajó en una fábrica textil desde los 12 años. A los 16 años viajó a San Francisco, donde ya estaban su padre y su hermana, que habían emigrado unos años antes. A su llegada se unió a la compañía de Teatro de los inmigrantes italianos, donde conoció al que sería su primer marido, el poeta franco-canadiense Roubaix de l'Abrie Richey, y comenzó a frecuentar los círculos intelectuales, incluidos los mexicanos. Gracias a esos contactos teatrales, probó suerte como actriz y modelo en el cine mudo. Pronto conoce al fotógrafo Edward Weston, con quien inicia una relación profesional y sentimental. Junto a él llegó a México en 1923, país donde realizó la mayor parte de su obra y donde se convirtió en activista revolucionaria, ingresando en 1927 en el Partido Comunista Mexicano.
Volviendo a la exposición, la muestra está comisariada por María de las Nieves Rodríguez Méndez y Reinhard Schultz. Se exponen 108 fotografías y algunos archivos cruciales en la vida de la autora que, según se lee en el folleto, tuvo una carrera como fotógrafa muy breve y aún así fue capaz de crear una estética de gran contundencia, construyendo un estilo propio donde se fusionan la cultura revolucionaria mexicana y la expresión vanguardista. A todo ello sumó los ideales de igualdad propuestos por el socialismo y su compromiso social.
Comenzamos la visita y nos recibe la primera sala con fotografías de niños y niñas indígenas realizadas entre 1924 y 1929. Todos ellos visten ropas y desempeñan trabajos cotidianos. En algunas de ellas también son protagonistas sus madres.
En la siguiente sala hay una mezcla de imágenes de diferentes épocas. Están las conocidas fotografías de postes de cables telefónicos. En esos momentos Tina se quería diferenciar de las enseñanzas de Edward Weston y crear un estilo propio, algo que consiguió con mucho éxito.
Vinculada ya con los movimientos de izquierda, comienza a ser mucho más activa en el partido comunista después de conocer al pintor Javier Guerrero, con el que empezó una relación amorosa. En 1927 comenzó a militar en el partido, expresaba su activismo haciendo traducciones para la revista "El Machete", fotografías de las reuniones y del movimiento liderado por Diego Rivera, el muralismo, que pretendía dar a conocer a la sociedad el arte vanguardista de aquellos años.
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